Beirut, la capital del Líbano, es una ciudad vibrante, de tremenda fama en el Mediterráneo por su espíritu abierto, por su modernidad, diversidad y por su incapacidad para rendirse ante las adversidades y afrontar su futuro con la mejor de las sonrisas. Sí, la extensa y longeva vida del país está plagada de episodios violentos, marcados por una guerra civil a finales del siglo XX, pero también por una historia tan milenaria como fascinante. A día de hoy, viajar por el Líbano es una experiencia tremendamente segura e inolvidable y si bien es cierto que el viajero podrá ver muchas de sus cicatrices mientras la recorre, los tataranietos de los fenicios harán de su constante hospitalidad a lo largo de los siglos su seña de identidad. Y no hay mejor manera que descubrir este encantador e irrepetible país que por su capital, Beirut, la joya del Mediterráneo te está esperando. Por ello, hoy te queremos mostrar siete experiencias irrepetibles que hacer en Beirut que no deberías perderte si vienes a conocerla.

1. Conocer El Downtown y la mezquita de Al-Amine

Es inevitable pasar mil y una veces por el Downtown. Dividiendo zonas tan distintas entre sí como el este y el oeste de Beirut, el distrito centro concentra gran parte de la actividad comercial de la ciudad. Muy poco queda en pie de sus edificios antiguos, pues casi todo fue destruido durante la Guerra Civil. El proyecto de reconstrucción llevado a cabo para darle su apariencia actual fue de los más grandes a nivel mundial y así luce con calles amplias, peatonales, y mucho comercio, respetando la idea tradicional de los Souks de la ciudad. Para los amantes de lo antiguo y lo añejo, puede parecer un poco demasiado bonito, pero entre la pulcritud y la modernidad se encuentran los restos de la antigua Ciudad Romana, buena cantidad de mezquitas, la plaza de Etoile, la Plaza de los Mártires y como no, uno de los iconos más representativos de la ciudad, la impresionante mezquita de Al Amine.

que hacer en Beirut

2. Salir de fiesta por los barrios de Gemmayzeh y Mar Mikhael

Para muchos, servidor incluido, estos barrios del este son los que acaparan el mayor encanto de la ciudad, donde se concentra toda la vida nocturna y el mayor número de locales extravagantes, restaurantes de alto copete y callejuelas laberínticas que escalan las colinas con escaleras multicolores. No está de más visitar sus recovecos durante el día, sus calles cosidas por cables de electricidad y decoradas por decenas de graffitis y arte urbano de lo más variopinto, pero desde luego es imprescindible visitarlo por la noche, cuando está en su apogeo y los garitos y las cocktelerías rebosan vida local.

Mar Mikhael en Beirut

3. Asombrarse con la arquitectura y modernidad de Zaitunay Bay

Por oposición y contraste y si tienes dudas de la modernidad de una ciudad como Beirut, no hay más que pasar por esta renovada bahía, flanqueadas por modernísimos rascacielos y convertido en puerto deportivo de lujo, donde se mezclan hoteles apartamentos, terrazas y restaurantes. Probablemente una de las caras más occidentales de esta ciudad de mil rostros, pero el complejo arquitectónico es tan impresionante que merece la pena pasarse a caminarla y tomar algo, especialmente por la tarde/noche.

Zaitunay Bay en Beirut

4. Pasear calmadamente por La Corniche

Beirut está abierta al mar Mediterráneo, así que por qué no disfrutar de él. Eso es lo que piensan la mayoría de los beirutíes y visitantes, que especialmente por la tarde salen a recorrer sus casi 5 kilómetros de longitud en un paseo con palmeras que hace las delicias de los viandantes, corredores, ciclistas y los vendedores ambulantes. Si la marea está baja, es normal ver a decenas de pescadores sobre las rocas, haciendo frente al envite de las olas y si el día está claro al Este se pueden vislumbrar los impresionantes picos de la Cordillera del Líbano con hasta 2700 metros de altura, lo cual teniendo en cuenta que partimos del nivel del mar resulta francamente imponente.

La Corniche, Beirut

5. Disfruta de la puesta de sol en los Pigeon Rocks

No hay mejor lugar para despedir el día que sobre los acantilados que dan directamente al oeste sobre el mar Mediterráneo. Allí se encuentran las curiosas formaciones rocosas conocidas como Pigeon Rocks, que son el más conocido y probablemente único reclamo natural de la ciudad. Se puede bajar por los acantilados hasta acercarse bastante a ellas y si no es suficientemente cerca siempre hay un gran número de barcas que te hacen un tour por sus alrededores. Sin embargo, mi recomendación es sentarse en una terraza sobre el acantilado, ponerse en primera fila sin absolutamente nadie delante y disfrutar de los colores del atardecer y de la bravura del mar absolutamente hipnotizado.

Pigeon Rocks en Beirut

6. Museo Nacional de Beirut y las heridas de la guerra.

Si solo vas a ver un museo en Beirut, que sea este. La historia de Líbano es tan rica y han pasado tantas civilizaciones por ella, que el legado arqueológico es excepcional, recorriendo etapas desde la prehistoria hasta el Periodo Mamluk (siglo XVI). Piezas de los fenicios, de la época helenística, romana, bizantina y árabe para dar una pequeña idea del palimpsesto que ha sido y es Líbano. Está situado además en una intersección de la Línea Verde, la línea que en plena guerra civil, separaba ambos bandos. Aún quedan muchos restos de edificios medio derruidos y llenos de agujeros de bala y metralla. El museo no está en el propio centro pero un recorrido caminando por la línea hasta él puede ayudar a dar otra visión más y más reciente de la historia de este país fascinante.

Museo Nacional de Beirut

7. La comida

Ya iba siendo hora de ponernos serios. La comida. Da igual lo que hagas, lo que pidas y lo que esperes. En el momento que te sientas en un restaurante libanés, la mesa se va a empezar a llenar de platos hasta desbordar tus expectativas. A esto se llama mezze y abarca desde vegetales, salsas, hummus, baba ghanoug, tabbouleh… y un largo etcétera. Normalmente bastaría para llenar a un adulto medio, pero recuerda reservar hueco para los platos principales: cordero especiado, carne a la brasa, kibbeh (croquetas)… todo esto acompañado de una buena cerveza o vino. Si, en Líbano no hay ningún problema para poder beber un alcohol. Incluso hay productores locales, así que puede ser una buena oportunidad para probar algo diferente. Cabría añadir, además, que para los desayunos lo mejor es buscar un buen horno (hay un montón) para comerte un buen manakish con Za’atar. ¡Que aproveche!

comer en Beirut

¿Has estado en la ciudad y tienes otras propuestas de qué hacer en Beirut? ¡Te esperamos en los comentarios!

Fotos y texto por Ignacio Izquierdo de Crónicas de una cámara