Sentada en un sofá, mirando un hermoso arcoíris que va de lado a lado de la colina, escribo este artículo. El invierno nos atrapó en Irlanda, un país que nos tiene enamorados, no solo por la belleza de sus lomas verdes repletas de ovejas, sino también por su gente. Los irlandeses son personas alegres, simpáticas y, sobre todo, hospitalarias. Tal es el caso que estamos parando en la casa de un muchacho llamado Miley desde noviembre y con planes de quedarnos hasta marzo a esperar los días más largos. Aprovechando que podíamos guardar el tándem en esta casa, nos fuimos a dar un paseo de un mes, por Europa central.

El pasado 16 de diciembre nos tomamos un vuelo, solo ida, desde el aeropuerto de Dublín rumbo Bratislava, Eslovaquia. Con una valija media rota, salimos a viajar de una manera diferente de lo que venimos haciendo hasta ahora. No teníamos nada planeado, salvo pasar noche vieja en Kosice junto al hermano de Coco. Llegamos a Bratislava y paramos, por segunda vez en este viaje, en la casa de un couchsurfer, donde aprovechamos a decidir qué lugares íbamos a visitar. Bratislava, es una ciudad muy pequeña, pero pintoresca y con mucha historia. Caminamos a orillas de Danubio, hicimos un free tour, y fuimos a cenar a un restaurante muy lindo llamado “Slovakian Pub” que tiene todas las comidas típicas a muy buen precio. El Bryndzové halušky con la mítica salsa de queso de oveja y panceta nos ha encantado, y cómo no mencionar la sopa de ajo, servida en un pan con forma de cazuela.

Luli y Coco - Enero 2018

Luego de un viaje de cuatro horas en tren, llegamos a la ciudad de las 100 torres, Praga. Pasamos una hermosa semana en esta ciudad. Es una capital que lo tiene todo, edificios modernos como la “Casa danzante” y muy antiguos como el castillo, desde donde se puede disfrutar de una puesta de sol hermosa. El puente de Carlos -del año 1357- de medio kilómetro de largo sobre el río Moldava, es un clásico para cruzar al barrio nuevo o más conocido por “Mala Strana”. La ciudad no tiene un solo rincón que no sea encantador y los tranvías de colores anaranjados le terminan de dar un toque único. Si no sabes inglés, no hay problema, todas las empresas de tours tienen guías hispanohablantes. Una noche hicimos el famoso “Tour de la cerveza”. Si te gusta la cerveza, Praga es el paraíso. Hay de todos tipos y colores, y gracias al tour aprendimos varias cosillas que no sabíamos y probamos la primera cerveza filtrada, “Pirquel Urkel”. El teatro negro también fue una experiencia totalmente nueva y diferente. Podemos decir que no hubo una sola cosa que no nos haya gustado de esta ciudad.

Luli y Coco - Enero 2018

A Praga le siguió Viena, ciudad que elegimos para pasar las navidades. Dada la importancia de estas fechas, buscamos un hospedaje amigable donde poder compartir las celebraciones y nos decidimos por el hostel “Ruthensteiner”. La verdad es que no nos ha fallado y fue la elección perfecta. Había un piano y cantamos muchos villancicos en un ambiente muy cálido y alegre, con gente de todo el mundo, pero especialmente y de casualidad, con argentinos.  Nos tomamos Viena de una manera tranquila, recorrimos mercados navideños, prestando mucha atención a las hermosas artesanías que estaban a la venta y a la pastelería local junto al vino caliente. Los días estuvieron muy soleados por lo que también aprovechamos a disfrutar de los parques del Palacio de Schonbrunn y de su hermosa vista. ¿Como no mencionar las salchichas con queso de los puestos en las calles? un clásico en esta ciudad. Siendo Viena la capital mundial de la música, no podíamos dejar pasar la oportunidad de ver la ópera donde no solo nos deleitamos con Mozart y Strauss, sino también con ballet.

Luli y Coco - Enero 2018

Antes de ir para Kosice para la noche vieja, pasamos tres días en Budapest. A esta altura del viaje nos encontrábamos bastante cansados, es que realmente no estamos acostumbrados a los aires de ciudad. Nosotros somos más de la naturaleza, de ir paseando por zonas no turísticas, descubriendo rincones y personas que hacen que el viaje sea inolvidable, único, y al estar viajando por ciudades que reciben millones de turistas al año cuesta bastante entrar en contacto con gente. No obstante, recorrimos Budapest con un buen free tour en español, acudimos a los típicos bares en ruina que son muy pintorescos, caminamos a orillas del Danubio. Tuvimos la oportunidad de ver el cambio de guardia en el “Sandor Palace” y de ahí caminar por el Bastión de los Pescadores desde donde se puede apreciar una hermosa vista de Pest.

La noche vieja la pasamos en Kosice, Eslovaquia, junto a Lucas -hermano de Coco-, que se encontraba visitando a sus suegros. A las 23:00 fuimos a la plaza junto a la iglesia donde había un escenario. Luego del brindis, tiraron muchísimos fuegos artificiales y con música típica bailamos por horas bebiendo licores locales y vino caliente. En nuestro paso por Kosice, aprovechamos a ir a los Montes Tatras, la cordillera que se encuentra en la frontera entre Eslovaquia y Polonia. El lugar es hermoso y pasamos un divertido día intentando esquiar por primera vez. Fuimos sin saber que íbamos a hacer esto, por lo que lo hicimos con las prendas que teníamos, -jeans y camperas-. La verdad que no estuvo tan mal, y el lugar estaba super bien de precio. Alquilamos unos esquís y tomamos una clase, que nos sirvió para horas de risas ya que parecíamos unos grandulones.

Luli y Coco - Enero 2018

Sin lugar a dudas, estas ciudades son sitios únicos. Fue un viaje muy lindo que nos dejó ver una parte que desconocíamos de Europa, pudimos aprender mucho, porque nos dimos cuenta que poco sabíamos de esta parte del mundo. Y ahora de vuelta en Irlanda tenemos un mes antes de arrancar viaje nuevamente con nuestro tandem rumbo Turquía