La Selva Negra de Alemania, conocida como ‘Schwarzwald’ en alemán, es una de las regiones más encantadoras y pintorescas de Europa. Situada en el suroeste del país, en el estado de Baden-Württemberg, esta área montañosa combina paisajes de cuento de hadas, tradiciones centenarias y experiencias inolvidables. Te vamos a dar algunas buenas pistas sobre qué ver en la Selva Negra para que puedas perderte en este lugar de otro mundo.
Y es que, ¿qué mejor idea que internarse en el mágico mundo que inspiró los cuentos de los hermanos Grimm? Si buscas qué hacer en la Selva Negra, te darás cuenta de que este rincón de Alemania te ofrece una infinidad de actividades: desde rutas de senderismo y cascadas hasta spas termales y festivales locales. ¿Nos vamos de aventura?
Contenidos
- 1 1. Friburgo de Brisgovia: el alma de la Selva Negra
- 2 2. Lago Titisee: tranquilidad en un entorno natural
- 3 3. Triberg: las cascadas más altas de Alemania
- 4 4. Baden-Baden: el lujo en la Selva Negra
- 5 5. La Ruta Panorámica de la Selva Negra: paisajes inolvidables
- 6 6. Feldberg: la cima de la Selva Negra
- 7 7. Gengenbach: un pueblo sacado de un cuento de hadas
- 8 8. Lago Schluchsee: un paraíso natural en la Selva Negra
- 9 9. Schonach: tradición relojera en el corazón de la Selva Negra
- 10 10. La gastronomía de la Selva Negra: una experiencia culinaria única
1. Friburgo de Brisgovia: el alma de la Selva Negra
Friburgo de Brisgovia, o Freiburg im Breisgau, es la ciudad más emblemática que ver en la Selva Negra y un punto de partida perfecto para explorar la región.
Conocida como la ciudad más soleada de Alemania, combina historia, arquitectura y una interesante vida cultural. Su catedral gótica, la Freiburger Münster, construida en el siglo XIII, es un verdadero tesoro arquitectónico. Su imponente torre ofrece unas vistas espectaculares del casco antiguo y de las montañas que rodean la ciudad.
El casco antiguo emana encanto, con calles empedradas, casas de colores y los Bächle, pequeños canales que recorren la ciudad. En el mercado de Münsterplatz, puedes degustar productos frescos locales, desde frutas y quesos hasta la famosa salchicha alemana, ideal para una pausa gastronómica mientras exploras la ciudad.
Friburgo también es famosa por su compromiso con la sostenibilidad, y la bicicleta es el medio de transporte preferido de los locales. Además, su ubicación en las faldas de la Selva Negra la convierte en un excelente punto de partida para excursiones a los paisajes circundantes, que incluyen bosques densos y viñedos.
2. Lago Titisee: tranquilidad en un entorno natural
El lago Titisee es uno de los destinos más icónicos que ver en la Selva Negra y un lugar imprescindible para los amantes de la naturaleza.
Este lago glaciar se encuentra rodeado por montañas y espesos bosques, ofreciendo un ambiente tranquilo y pintoresco. La serenidad del lago y su agua cristalina te invitan a recorrerlo en bote de remos o un kayak. Si sólo buscas relajación, puedes dedicarte a pasear por sus orillas y disfrutar de las vistas.
La ruta circular que rodea el lago es una caminata fácil y muy popular, perfecta para todas las edades. Durante el recorrido, puedes detenerte en miradores desde donde apreciarás la belleza del paisaje. El cercano pueblo de Titisee-Neustadt también es un destino que vale la pena visitar. En él encontrarás una animada calle principal con cafeterías, restaurantes y tiendas que venden los tradicionales relojes de cuco y otras artesanías locales.
Además, la zona del lago se transforma en invierno en un destino ideal para practicar deportes como el patinaje sobre hielo o el esquí en las pistas cercanas.
Viajar seguro por Alemania
Como ya sabes, este no es precisamente un país barato. Si esto es algo notable a nivel viajero, se evidencia mucho más al hablar de la asistencia médica. Un tropezón tonto que te causara una fractura, un accidente a bordo de un coche de alquiler, o cualquier enfermedad que en casa pasarías sin problemas, aquí podría suponerte facturas de miles de euros en centros médicos privados. Por eso se hace totalmente imprescindible contar con un buen seguro de viaje a Alemania que te asegure estar en las mejores manos.
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3. Triberg: las cascadas más altas de Alemania
Caminar en la naturaleza es una de las mejores cosas que hacer en la Selva Negra. Para ello, te aconsejamos que te acerques a Triberg, donde encontrarás las cascadas más altas de Alemania.
Estas majestuosas caídas de agua tienen una altura total de 163 metros y están distribuidas en varios niveles que se pueden explorar a través de senderos bien señalizados. Durante el recorrido, escucharás el sonido relajante del agua mientras disfrutas de la exuberante vegetación.
Además de su belleza natural, Triberg es también el epicentro de la tradición relojera de la Selva Negra. Aquí encontrarás talleres y tiendas que fabrican y venden los icónicos relojes de cuco, un símbolo cultural de la región. Cerca de las cascadas se encuentra la Casa del Reloj de Cuco, que alberga uno de los relojes más grandes del mundo.
El Museo de la Selva Negra de Triberg es otra atracción destacada. Aquí hallarás una visión fascinante de la vida tradicional en la región, desde trajes típicos y utensilios de cocina hasta herramientas antiguas.
4. Baden-Baden: el lujo en la Selva Negra
Baden-Baden es la joya del lujo y el bienestar en la Selva Negra, famosa por sus elegantes balnearios y su rica historia como destino termal.
Durante siglos, esta ciudad ha sido un refugio para quienes buscan relajarse y rejuvenecer. Sus aguas termales naturales, ricas en minerales, son la base de los famosos balnearios de la ciudad, como Caracalla Spa y Friedrichsbad. Este último combina la tradición romana e irlandesa en una experiencia de spa única que incluye circuitos de baños, saunas y masajes.
Pero Baden-Baden no es uno de los mejores destinos que visitar en la Selva Negra tan sólo por sus aguas termales. Aquí también hallarás el casino de Baden-Baden, considerado uno de los más bellos de Europa, y que ofrece una experiencia glamorosa que ha atraído a personalidades como Dostoyevski y Marlene Dietrich. Además, el Lichtentaler Allee, un paseo arbolado que sigue el curso del río Oos, es perfecto para relajarse mientras disfrutas de los jardines y la naturaleza que rodea la ciudad.
Baden-Baden también cuenta con una animada escena cultural, que incluye teatros, museos y festivales.
5. La Ruta Panorámica de la Selva Negra: paisajes inolvidables
La Ruta Panorámica de la Selva Negra, conocida en alemán como Schwarzwaldhochstraße, es una de las carreteras escénicas más bellas de Europa y un verdadero deleite para los amantes de los paisajes naturales. Este recorrido de aproximadamente 60 kilómetros comienza en Baden-Baden y serpentea a través de montañas, bosques y valles, ofreciendo vistas espectaculares en cada curva.
Durante el trayecto, tendrás la oportunidad de hacer paradas en miradores estratégicos, desde donde podrás contemplar el esplendor de la Selva Negra e incluso, en días despejados, los Alpes suizos en el horizonte. La ruta también pasa por encantadores pueblos como Baiersbronn, famoso por sus restaurantes galardonados con estrellas Michelin, y Kniebis, que es ideal para los amantes del senderismo y la fotografía.
Además, la carretera es accesible en cualquier época del año. En verano, es ideal para disfrutar de caminatas y paseos en bicicleta, mientras que en invierno se transforma en un paraíso para los deportes de nieve.
6. Feldberg: la cima de la Selva Negra
Si te gusta la aventura, tendrás que incluir el ascenso al monte Feldberg en los primeros puestos de tu lista de mejores cosas que hacer en la Selva Negra. Con sus 1.493 metros de altura, es la montaña más alta que ver en este mágico lugar.
Durante el invierno, Feldberg se convierte en una estación de esquí muy popular, con pistas para todos los niveles y vistas espectaculares desde la cima. También ofrece rutas para practicar esquí de fondo.
En los meses más cálidos, Feldberg atrae a senderistas y ciclistas de montaña que buscan explorar sus numerosos senderos. Estos recorridos te llevan a través de paisajes de bosques densos, prados alpinos y vistas panorámicas que en días claros permiten divisar los Alpes.
El área también cuenta con la Casa de la Naturaleza de Feldberg, que ofrece una excelente oportunidad para aprender sobre la flora y fauna de la región. Aquí puedes descubrir la importancia ecológica de la Selva Negra y los esfuerzos para preservar su biodiversidad.
7. Gengenbach: un pueblo sacado de un cuento de hadas
Gengenbach es uno de los pueblos más encantadores que visitar en la Selva Negra, conocido por su atmósfera de cuento de hadas y su arquitectura tradicional. Sus casas de entramado de madera, perfectamente conservadas, se alinean a lo largo de calles empedradas que invitan a pasear y perderse en su historia.
Durante la época navideña, Gengenbach se transforma en un escenario mágico, ya que su ayuntamiento se convierte en el calendario de adviento más grande del mundo, atrayendo a visitantes de todas partes. Sin embargo, el encanto de Gengenbach no se limita sólo al invierno. Puedes venir aquí para desconectar en cualquier época del año.
Los alrededores de Gengenbach también son famosos por sus viñedos, donde se producen algunos de los mejores vinos de la región. Muchas bodegas locales ofrecen visitas guiadas y catas, lo que te permitirá experimentar de primera mano los sabores únicos de Baden-Württemberg.
8. Lago Schluchsee: un paraíso natural en la Selva Negra
El lago Schluchsee, el más grande que ver en la Selva Negra, se encuentra rodeado por montañas y bosques.
Este lago de origen glaciar es un destino perfecto para disfrutar de actividades al aire libre y conectar con la naturaleza. Las aguas cristalinas de Schluchsee son ideales para nadar, hacer una excursión en kayak o practicar deportes acuáticos como windsurf o paddleboarding, especialmente durante los meses de verano, cuando la temperatura es más agradable y el lago está realmente animado.
También hay senderos para gozar de caminatas y paseos en bici. Uno de los senderos más populares es el recorrido circular que permite disfrutar de los paisajes desde diferentes perspectivas y detenerse en pequeñas playas o miradores.
En los pueblos cercanos, como Aha y Schluchsee, hallarás restaurantes y cafeterías que sirven platos locales junto con vinos de la región. En invierno, los alrededores del lago ofrecen pistas de esquí de fondo, convirtiéndolo en un gran destino que visitar en la Selva Negra durante todo el año.
9. Schonach: tradición relojera en el corazón de la Selva Negra
Disfrutar de la artesanía local es una de las mejores cosas que hacer en la Selva Negra.En Schonach encontramos el epicentro del arte de la fabricación de los relojes de cuco.
Este encantador pueblo es conocido por albergar uno de los relojes de cuco más grandes del mundo, una obra de ingeniería y artesanía que atrae a miles de visitantes cada año. Este imponente reloj, completamente funcional, te da la oportunidad de observar de cerca los mecanismos que lo hacen funcionar, así como disfrutar de su llamativo espectáculo cada hora.
Además del famoso reloj, Schonach ofrece una atmósfera tranquila y acogedora, perfecta para vivir una experiencia auténtica en la Selva Negra. Las pequeñas tiendas de la localidad venden relojes de cuco hechos a mano, cada uno con diseños únicos.
Los alrededores de Schonach también son ideales para los amantes de la naturaleza, con senderos que conducen a paisajes de ensueño.
10. La gastronomía de la Selva Negra: una experiencia culinaria única
Si quieres profundizar en su cultura, una de las cosas que hacer en la Selva Negra es conocer su gastronomía.
La mesa de esta parte de Alemania combina tradición, sabores auténticos y una conexión con los ingredientes locales. Uno de los iconos más famosos de la región es la tarta Selva Negra, un postre elaborado con capas de bizcocho de chocolate, crema batida y cerezas maceradas en licor de kirsch. Este dulce es un imprescindible para cualquier amante de los postres.
Otro manjar que define la región es el jamón de la Selva Negra, reconocido por su característico sabor ahumado gracias a un proceso de curación que incluye maderas de abeto. Este jamón suele servirse con panes artesanales y quesos locales, convirtiéndolo en el aperitivo perfecto.
Los platos tradicionales como el maultaschen, una especie de ravioli relleno de carne o espinacas, y el spätzle, una pasta suave acompañada de queso o salsa, también forman parte del menú típico de la región. Estos platos se disfrutan mejor en las acogedoras tabernas locales, muchas de las cuales han conservado recetas familiares transmitidas durante generaciones.
Los vinos blancos de la región de Ortenau, en especial el Riesling, o una cerveza artesanal de Baden-Württemberg son opciones perfectas para complementar cualquier comida en la Selva Negra.
Y recuerda, la mejor forma de disfrutar de este destinazo es hacerlo protegido con:
Artículo escrito por David Escribano, de Viajablog